La rumba gay en lo que alguna vez fue un teatro
Al otro lado de las puertas habíamos cerca de 150 personas que esperábamos ingresar al lugar, aunque ya faltaba poco menos de una hora para que fuera media noche. El frío de la capital se intensificaba como de costumbre. Cédula en mano, bolsos abiertos y chaquetas fuera del cuerpo eran las condiciones para pasar el primer filtro.