23 de junio del 2025
Juan Carlos Martínez Castellar
Cortesía El Universal
Si usted va leer esta historia, rece un Padrenuestro y encime un Avemaría. La maldición de Real Cartagena puede ser una realidad. El equipo heroico es un club con una gran hinchada, de grandes contrataciones, pero siempre se le atraviesa algo en el camino cuando se trata del ascenso. Ya son 13 años en segunda división, pues, al parecer, una sentencia lanzada en 2012 lo sigue agobiando.
“Si me pagan, quito la brujería”, fueron las palabras de Digno González, un paraguayo que jugó en el Real Cartagena y que salió con problemas de la institución. Según él, las directivas del equipo heroico, en ese entonces, le quedaron debiendo varios meses de sueldo. Fue por eso que lanzó el supuesto maleficio.
“En ese tiempo mi señora estaba embarazada y necesitaba el dinero, nunca me cumplieron. Decidí hacer algo, hice una maldición para el equipo. Si me pagan elimino todo lo malo que está pasando en el club”, sentenció González, que todavía está activo en el fútbol profesional.
Esas malas energías parece que están haciendo efecto en el equipo cartagenero. Después de su descenso, no ha podido llegar a una final de la B ni con Teófilo Gutiérrez ni con Cristian Marrugo, figuras contratadas para buscar el anhelado regreso a la primera división. Nada ha servido.
«Que le paguen a Digno González, necesitamos ascender», escribió un hincha auriverde en redes sociales, con el deseo de cortar el efecto de las palabras del paraguayo.
En este 2025 se repitió la historia. Se cambió de técnico y se trajeron refuerzos pero el objetivo tampoco se cumplió. Jaguares de Montería fue el mejor del semestre y está a punto de ascender a la máxima categoría. Real, mientras tanto, se prepara para el segundo torneo, en donde arranca con expectativa, pero con el miedo de volver a fallar. El técnico Chapulín Cardetti quiere gambetear la maldición y muchos se encomiendan a Dios para que acompañe al equipo y lo aleje del fantasma del descenso, todo en nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, amén.